martes, 8 de mayo de 2012

Rajoy: "Haré cualquier cosa aunque dijera que no la iba a hacer"

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha defendido a capa y espada los durísimos recortes que está llevando a cabo desde que llegó a La Moncloa bajo un argumento que ha repetido una y otra vez: "No se puede gastar más de lo que se tiene".

Rajoy, que ha concedido su segunda entrevista a un medio de comunicación desde que fue elegido presidente -esta vez aOnda Cero -, además ha aprovechado la ocasión para anunciar que su Ejecutivo acometerá el próximo viernes el segundo paso de la reforma que tiene prevista emprender en el sector financiero español para que conlleve su saneamiento, para "dar claridad y para que nadie tenga dudas de la solvencia de los bancos españoles" y para que éstos "puedan financiarse en el extranjero".

El jefe del Gobierno ha recalcado que uno de los objetivos de esta reforma financiera, de la que ahora se va a dar el segundo paso, es que se fije el "precio real" de las viviendas en los balances de los bancos, y que estos activos inmobiliarios se saquen a la venta "aunque pierdan dinero todos, promotores y bancos".

Preguntado sobre la posibilidad de llegar a prestar dinero a entidades como Bankia, Rajoy ha asegurado que, aunque sería su "última intención", no descarta tener que inyectar dinero público en los bancos "si fuera necesario para salvar el sistema financiero español, como lo han hecho otros Gobiernos" o en España en anteriores ocasiones a través del FROB. Por eso ha incidido en que "solo entrará dinero público en una situación límite pero no afectará al deficit".

Con respecto a la creación de un banco malo -encargado de gestionar los activos inmobiliarios problemáticos de los bancos españoles afectados por el derrumbe de la burbuja inmobiliaria-,Rajoy no se ha mostrado "partidario" pero ha valorado la necesidad de que "se fije el precio real de las viviendas y éstas salgan a la venta". Tema que también se tratará en el Consejo de Ministros del viernes.

La máxima de la austeridad

Durante la hora exacta que ha durado la entrevista, Rajoy no se ha salido del guión previsto, el de que una defensa a ultranza de los recortes emprendidos y de una política de austeridad encaminada a lograr cumplir el déficit pactado con Bruselas para este año del 5,3 % del PIB. Y ha repetido que "el problema principal del déficit es que te presten, ya que si gastas más de lo que tienes, tienes que pedir prestado y para que te lo den, tienes que tener una deuda poco elevada".

Por eso, ha reiterado en numerosas ocasiones en que la prioridad es recortar para no gastar no lo que no se tiene debido, según Rajoy, a los gastos que se hicieron durante el Gobierno anterior de Zapatero. La desviación del déficit del 6% anunciado en 2011 al 8,5% encontrado hace que "este año tenemos que hacer un esfuerzo de 18.000 millones de euros extra".

Rajoy ha defendido que el Gobierno no sabía que ese iba a encontrar con esa desviación: "No fuimos cándidos. La Comisión Europea tampoco lo creía y se quedó estupefacta cuando se enteró". "El gobierno pensaba que se iba a encontrar con una gripe o un catarro y nos hemos encontrado con una neumonia".

Así pues, el presidente ha mostrado su preocupación por ahorrar a toda costa y porque lograr que la administración encuentre financiación. Por eso está convencido en que la receta para crecer pasa por compaginar "austeridad, estímulos y reformas". Ya que "austeridad es lo contrario a despilfarro, pero no a crecimiento".

Rajoy ha negado, como se hace patente en sus últimas decisiones, que carezca de una hoja de ruta a seguir. Rajoy ha resumido su política en tres pilares: reducción del déficit, asunción de reformas estructurales y reforma del sistema financiero. Tan solo ha admitido que "han cambiado la intensidad y el ritmo" de las reformas.

Sin embargo, sus palabras le contradicen continuamente. Al ser preguntado por la subida anunciada del IVA en 2013, el propio Rajoy ha dejado un claro ejemplo de su política del 'donde dije digo digo Diego': "Yo prefiero no subir el IVA en 2013 pero también le digo que si en ese momento es bueno subir el IVA lo haré y haré cualquier cosa aunque no me guste y haya dicho que no lo voy a hacer".

Y ha insistido en que quiere "bajar los impuestos" pero "en esta situación no puedo hacer lo que me gustaría", ya que "la primera prioridad es reducir el déficit gastando menos. Lo primero es detener la caída y estamos haciendo lo que hay que hacer".

Otro tema espinoso por el que ha sido cuestionado es sobre una futura intervención de España o de alguna Comunidad Autónoma. Distinción que Rajoy ha dejado clara. Con respecto al Estado "no estamos ni lejos, ni cerca de la intervención, porque no estamos. España no se puede intervenir".

Sin embargo, con respecto a la opción de que pudiera suceder con alguna región, Rajoy ha sido menos rotundo: "Yo espero que no se llegue, pero si hay alguna que necesita ser intervenida, será intervenida". Tras lo que ha instado a los gobiernos autonómicos a que "cumplan con el déficit igual que tiene que cumplir el Gobierno".

"Quien ha hecho un esfuerzo para no endeudarse son las pymes y las familias y ahora le toca a la administración", ha apuntillado al respecto.

Erosión de imagen

La otra gran preocupación de Rajoy, después de cumplir con los mercados, es el desempleo récord que ha alcanzado España. Por eso, ha definido el dato del pasado abril, en el que el paro se redujo por la Semana Santa, pero diez veces menos que hace un año, como "malo, muy malo".

Ha recalcado que confía en que el número de parados no llegue a sobrepasar los 6 millones -en la actualidad está en 5,6, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA)- pero ha rechazado hacer "elucubraciones" con estas cifras.

A pesar de este nivel de desempleo y de las reformas "duras y antipáticas" que su Gobierno está teniendo que implementar, ha asegurado que no teme un aumento de la conflictividad social, porque confía en los españoles y confía en que en el futuro dichas reformas surtan efecto.

A su juicio, los ciudadanos saben que "llevará tiempo, pero de esta vamos a salir", y ya el próximo año se registrará crecimiento de la economía (un 0,2 % según las últimas previsiones presentadas). En este momento "cuando mejore un poco la actividad económica", ha dicho, será cuando tenga sus efectos la reforma laboral para crear empleo.

Por eso, Rajoy sabe "lo que piensan los españoles de esto. No les gusta las medidas que estamos tomando como no me gustan a mí", por lo que reconoce que "lo normal es que las decisiones que estamos tomando supongan un costo electoral en imagen".

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