Hoy celebramos el 73 cumpleaños de Valentina Tereshkova, que fue la primera mujer que viajó al espacio exterior a bordo de la nave Vostok 6. En su ruta, giró 48 veces alrededor de la tierra durante 71 horas.
En la foto, Valentina Tereshkova bien sonriente, visitando el radiotelescopio Croce del Nord, en Bolonia, Italia (1968). A su izquierda, Guido Fanti, Mayor de Bolonia que, aunque en la foto fuma con la izquierda, suele llevar el reloj en la muñeca izquierda y señala con la mano derecha, así que será, posiblemente, diestro. A su derecha, el profesor Giuseppe Longo, profesor de Física General del departamento de Física de la Universidad de Bolonia.
Y ya que estamos con astrofísica, el chiste viejo de marciano:
Entra un marciano en un bar de carretera. El dueño del bar lo mira a lo lejos y se fija en su aspecto: piel verdosa con pecas marrones del tamaño de una moneda de cinco duros; siete grandes ojos reticulados de color malva repartidos en la zona superior de la cabeza; una boca grande con mandíbula retráctil y labios gruesos de color amoratado con dientes afilados; orejas y nariz en forma de cono; manos palmeadas con ocho dedos con falanges espatuladas; 35 tentáculos a modo de pies y un estómago externo con forma de intestino grueso de color rosa fucsia acabado en ventosa dentada. Se acerca a la barra y le dice al dueño «¿Me pondrá un Movskoskaya con naranja?». El dueño lo mira de arriba a abajo y le dice «¿Con Fanta?». «¿Puede ser con zumo de naranja, si no le importa?», le responde el marciano. «Pero tendrá que ser zumo de naranja de bote», le dice el dueño mientras seca un vaso con una bayeta gris. «Sí, sí, perfecto, zumo de naranja de bote está bien», le contesta el marciano. «No me queda Movskoskaya», le dice el dueño. «Pues qué tiene», le pregunta el marciano. «Smirnoff y Absolut» le responde el dueño. «Pues Absolut», le contesta el marciano. El dueño pone el Absolut con naranja de bote y el marciano le pregunta «¿Qué se debe?». «Quince euros», le contesta el dueño. El marciano extiende un tentáculo trasero, hurga en una de sus bolsas intercostales, saca un monederito de piel azul con forma de escroto, lo abre, rebusca y pone un billete de diez euros y cinco monedas de euro sobre la barra. El dueño recoge las monedas y el billete y lo mete en la máquina registradora. El marciano agarra el vaso con una de sus manos palmeadas, lo lleva a la boca y se toma el Absolut con naranja de bote de un solo trago. Cuando está a punto de marchar, el dueño le dice «¡Oiga!», «¿Qué?», le responde el marciano. «Una pregunta ¿Usted qué es?». «¿Yo? yo soy un marciano», le contesta el marciano. «¿De Murcia?», le pregunta el dueño. «No, no, marciano, marciano, de Marte», le responde el marciano. «Aaaah, es que no vienen muchos marcianos por este bar», le dice el dueño. «No me extraña, con estos precios», le responde el marciano.
Y ya que estamos con astrofísica, el chiste viejo de marciano:
Entra un marciano en un bar de carretera. El dueño del bar lo mira a lo lejos y se fija en su aspecto: piel verdosa con pecas marrones del tamaño de una moneda de cinco duros; siete grandes ojos reticulados de color malva repartidos en la zona superior de la cabeza; una boca grande con mandíbula retráctil y labios gruesos de color amoratado con dientes afilados; orejas y nariz en forma de cono; manos palmeadas con ocho dedos con falanges espatuladas; 35 tentáculos a modo de pies y un estómago externo con forma de intestino grueso de color rosa fucsia acabado en ventosa dentada. Se acerca a la barra y le dice al dueño «¿Me pondrá un Movskoskaya con naranja?». El dueño lo mira de arriba a abajo y le dice «¿Con Fanta?». «¿Puede ser con zumo de naranja, si no le importa?», le responde el marciano. «Pero tendrá que ser zumo de naranja de bote», le dice el dueño mientras seca un vaso con una bayeta gris. «Sí, sí, perfecto, zumo de naranja de bote está bien», le contesta el marciano. «No me queda Movskoskaya», le dice el dueño. «Pues qué tiene», le pregunta el marciano. «Smirnoff y Absolut» le responde el dueño. «Pues Absolut», le contesta el marciano. El dueño pone el Absolut con naranja de bote y el marciano le pregunta «¿Qué se debe?». «Quince euros», le contesta el dueño. El marciano extiende un tentáculo trasero, hurga en una de sus bolsas intercostales, saca un monederito de piel azul con forma de escroto, lo abre, rebusca y pone un billete de diez euros y cinco monedas de euro sobre la barra. El dueño recoge las monedas y el billete y lo mete en la máquina registradora. El marciano agarra el vaso con una de sus manos palmeadas, lo lleva a la boca y se toma el Absolut con naranja de bote de un solo trago. Cuando está a punto de marchar, el dueño le dice «¡Oiga!», «¿Qué?», le responde el marciano. «Una pregunta ¿Usted qué es?». «¿Yo? yo soy un marciano», le contesta el marciano. «¿De Murcia?», le pregunta el dueño. «No, no, marciano, marciano, de Marte», le responde el marciano. «Aaaah, es que no vienen muchos marcianos por este bar», le dice el dueño. «No me extraña, con estos precios», le responde el marciano.
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