domingo, 30 de mayo de 2010

El planeta en el que el año dura menos que un día terrestre

¿Cuánto de corta puede ser la duración de un año en un planeta? Es decir, ¿cuál es el tiempo mínimo en el que un planeta puede girar alrededor de su estrella? Esta pregunta se ha planteado tras descubrir que el planeta 55 Cancri e, localizado hace unos años, orbita a su estrella en menos de un día terrestre.

55 Cancri e es una súper-Tierra y orbita a una estrella similar al Sol. Rebeca Dawson y Fabrycky Daniel, del Centro Harvard-Smithsoniano para la Astrofísica en Cambridge, Massachusetts, comentan que algunas lagunas en el registro observacional hicieron pensar en un principio que este planeta tenía un periodo anual de tres días.

Los nuevos análisis revelan que la duración del año en 55 Cancri e es de 17 horas y 41 minutos. Y aunque parezca poco tiempo, en torno a la estrella SWEEPS-10 parece haber otro planeta con un periodo todavía menor, pero este hecho está aún sin confimar.

Si un planeta pudiera orbitar en torno al Sol una distancia equivalente a su radio sin quemarse, tardaría tres horas en completar una vuelta. Así que si un planeta orbita en torno, por ejemplo, de una enana blanca, como puede aproximarse más, podría hacerlo en menos tiempo.

domingo, 23 de mayo de 2010

Cómo descubrir si una imagen ha sido retocada

Photoshop hace poco que ha cumplido veinte años. Desde su aparición ha cambiado de forma irreversible nuestra forma de ver las imágenes. Antes confiábamos ciegamente en las fotos que los medios proporcionaban; ahora, la duda se ha vuelto sistemática.

¿Cómo fiarnos de lo que vemos y defendernos de fotos engañosas? Entrenar nuestro ojo visitando páginas como Worth1000 ayuda, pero se trata de un aprendizaje lento y difícil de explicar. Tener acceso a la imagen en formato digital, por el contrario, abre la puerta a técnicas de búsqueda y análisis.

En este artículo te presentamos programas y técnicas para saber si lo que ves es real o un bulo. Ningún sistema es infalible, y puede que alguna foto se escape, pero es difícil que una imagen falsa resista el ataque combinado de estos métodos.

1. Buscar imágenes similares


El primer paso es casi de sentido común: hay que saber de dónde viene la imagen. Una foto célebre se duplicará en cuestión de horas en centenares de foros, blogs y portales de noticias. En estos casos, saber de dónde proviene el original es difícil, pero hay herramientas para descubrirlo.

Una de las más poderosas es TinEye, un buscador de imágenes. Sólo debes introducir la URL de la foto o subir una copia de la misma en formato JPG para que TinEye busque imágenes similares en pocos segundos. El tamaño es un valioso criterio de ordenación: manteniendo la misma calidad, una copia no puede ser más grande que el original.

TinEye


Hay más buscadores de imágenes basados en su contenido (CBIR), como Bing Imágenes o Gazopa. Este último busca incluso en los fotogramas de vídeos colgados en la red, portales de noticias, mensajes de Twitter y -más importante aún- en la inmensa colección de Flickr.

Gazopa en acción


¿Te gustaría hallar el lugar donde se tomó la foto? Páginas como Panoramio, Google Street View o Flickr son de mucha ayuda a la hora de verificar el aspecto de muchos lugares. Eso sí, necesitarás tener datos o una hipótesis previa sobre cuál podría ser el lugar de los hechos.

Panoramio y Barcelona


2. A ver esos metadatos


La mayoría de ficheros de imagen contienen metadatos, los cuales no son otra cosa que el texto que las cámaras digitales o los programas de retoque graban en las fotografías. Para acceder a esta información necesitas un lector de metadatos EXIF.


La información que puedes obtener es mucha: modelo de la cámara, parámetros de exposición y sensibilidad, hora del día en que se tomó la foto, coordenadas GPS (en caso de que el dispositivo tenga unidad de geo-etiquetado), etcétera. Más importantes aún son algunos campos que permiten saber con qué programa se guardó o manipuló la foto.

Las etiquetas delatoras


Los campos que ves en la captura, como Software o la fecha de modificación, muestran que la imagen no es la original de la cámara, sino una copia guardada en un editor de imágenes. Esto no significa necesariamente que la foto haya sido retocada; quizá el autor sólo quiso convertirla de un formato a otro o recortarla.

El mayor inconveniente de los metadatos EXIF es que son manipulables. En el peor de los casos, un medio malintencionado podría editar los metadatos hasta dar con un perfil fotográfico verosímil.

Metastripper

3. Análisis con JPEGSnoop


Los cuerpos de policía científica de todo el mundo disponen de herramientas especiales para el análisis de cualquier tipo de documento, fotografías incluidas. Como es obvio, este tipo de software no sólo es costoso, sino que su uso está restringido. Por suerte, hay programas gratuitos que analizan la foto a fondo para extraer un veredicto. El más famoso es JPEGSnoop.

JPEGSnoop no sólo lee los metadatos del fichero, sino que también extrae datos acerca de los niveles de compresión, una especie de “huella dactilar” que permite reconocer el programa con el cual se editó la fotografía. Una vez arrastres y sueltes el fichero en la ventana de JPEGSnoop, éste lo procesará de inmediato.

JPEGSnoop con una foto auténtica


Obtendrás un largo informe de texto; lo que más interesa, el veredicto acerca de la genuinidad de la imagen, está al final. Para simplificar la interpretación de los resultados, JPEGSnoop divide las imágenes en cuatro clases:

• Clase 1 - La imagen ha sido procesada / editada
• Clase 2 - Alta probabilidad de procesamiento / edición
• Clase 3 - Alta probabilidad de ser la imagen original
• Clase 4 - No está claro si ha sido procesada o es original

Ojo: este dato sólo indica si estamos ante el original recién sacado de la cámara o una versión guardada a posteriori. A pesar de ponernos sobre la pista de una posible manipulación, el resultado de JPEGSnoop no es prueba suficiente para confirmar si una imagen ha sido retocada o no. Falta el criterio más subjetivo, el de la inspección visual.

¡Esta ha sido manipulada!


4. El ojo clínico


¿Para qué tantos programas si los retoques se reconocen a simple vista? Porque, a menudo, no somos capaces de descubrir imágenes falsas, especialmente si no sabemos qué buscar, no conocemos las técnicas de retoque o nos fiamos en exceso de nuestras fuentes de información.

Qinghai-Tiber Railway


Liu Weiqing afirmó haber tardado ocho horas para tomar esta foto; en realidad, fundió dos imágenes distintas.

El grupo de investigación de Hany Farid, de la Universidad de Dartmouth, ha reunido una impresionante colección de imágenes retocadas (los originales están a la derecha). Sirven muy bien para presentar cuatro sencillas pautas de reconocimiento:

• Inconsistencias en la iluminación: una zona más brillante no siempre es verosímil.

Condoleeza Rice

• Patrones repetidos (clonado): la falta de variedad es una señal clara de manipulación.

Columna de humo

• Anomalías anatómicas: fallos en las proporciones o el tono de piel se ven en seguida.

El anuncio de Microsoft Polonia

• Excesiva suavidad o limpieza de un área: ¡la realidad tiene texturas!

Sarkozy


Aunque haya más indicadores de manipulación, estos son los más evidentes. La falta de más fotografías de un mismo suceso o la ocultación de datos EXIF aumenta las sospechas ante una foto increíble.

Verificar los hechos representados también es útil: a partir de la hora, día y lugar declarados es posible conocer la dirección de la luz solar, los eventos oficiales cercanos, flora y fauna local, condiciones climatológicas y un largo etcétera.

Stellarium


¿Conoces algún otro programa, sitio web o truco para reconocer imágenes pasadas por Photoshop? ¿En qué momento una foto te hace exclamar “¡Es falsa!”?

jueves, 20 de mayo de 2010

Nuestro cerebro elige por nosotros un poco antes que nosotros

Tendemos a pensar que nuestras decisiones están tomadas por nosotros mismos. Pero una serie de sorprendentes experimentos revelaron que lo que ya llamamos “nosotros” vive una copia de la realidad ligeramente retardada. Quien maneja los hilos es otra persona que tiene la forma de nuestro cerebro.

Cuando cualquiera de vosotros piensa que está tomando una decisión, en realidad no hace más que contemplar pasivamente una especie de vídeo interno retrasado (concretamente con un retraso de 300 milisegundos) de la auténtica decisión que tuvo lugar inconscientemente en el cerebro un buen rato antes de que “se os ocurriera”, por ejemplo, levantar un brazo.

El neurocientífico Michael Gazzaniga lo expresa así:

Ben Libet determinó que los potenciales cerebrales se activan 350 milisegundos antes de que tengamos la intención consciente de actuar. De modo que antes de que seamos conscientes de que estamos pensando en mover el brazo, nuestro cerebro ya está trabajando para realizar el movimiento.

Visto así, entonces, ¿qué papel tiene la voluntad consciente en el acto voluntario? ¿Somos responsables de lo que hacemos? Más o menos. Aunque el envío de la orden para realizar un acto se realiza antes de que voluntariamente lo hayamos querido, lo cierto es que disponemos de unos 100 milisegundos para detener ese acto (aunque no siempre, mirad lo que pasa cuando alguien amaga un golpe contra vuestra cara: cerráis los ojos aunque no queráis).

Como dijo el neurocientífico Vilayanur Ramachandran, entonces: “Esto sugiere que nuestras mentes conscientes tal vez no sean libres de hacer cosas, sino más bien de no hacerlas.”

Pero ¿en qué consistió el experimento de Ben Libet para que pueda afirmarse que nuestro cerebro funciona más rápidamente que nuestra consciencia?

Libet utilizó pacientes que se mantuvieron despiertos cuando eran sometidos a un episodio de cirugía cerebral. Les pidió que movieran uno de sus dedos mientras observaba electrónicamente su actividad cerebral. De esta forma pudo comprobar que hay un cuarto de segundo de retraso entre la decisión de mover el dedo y el momento presente.

Otro experimento que realizó Libet fue el de poner electrodos sobre el córtex somatosensitivo de pacientes despiertos (la región del cerebro sobre las que circulan las informaciones sensoriales registradas a lo largo del cuerpo).

Con la ayuda de una débil corriente eléctrica, Libet provocó sensaciones en la superficie de la piel de los pacientes cuya duración temporal variaba deliberadamente. Comprobó que si disminuía la duración de los impulsos eléctricos, los pacientes percibían cada vez menos esta agresión y que por debajo de las 500 milésimas de segundo, no se enteraban de nada de lo que ocurría sobre su piel.

lunes, 3 de mayo de 2010

Hawking afirma que viajar en el tiempo es posible (pero solo hacia el futuro)


El eminente astrofísico británico Stephen Hawking cree que viajar en el tiempo es posible y que podría suponer la salvación futura de la humanidad. Su afirmación, basada en la Teoría de la Relatividad de Einstein, ha recibido recientemente apoyo experimental desde el LHC.

El propio Brian Cox confirma este último punto: “Cuando aceleramos partículas diminutas al 99.99% de la velocidad de la luz en el LHC de Ginebra, el tiempo transcurrido para ellas es un sietemilésima más lento del que medimos con nuestros relojes”.

Hawking cree que a lo largo de seis años, una nave que transportara a humanos podría acelerar hasta el 98% de la velocidad de la luz. A esa velocidad, cada día transcurrido en la nave supondría un año en la Tierra. De este modo, una vez que la Tierra se volviese inhóspita por nuestra acción, los humanos que viajasen en esa nave podrían regresar a repoblar nuestro planeta muchos años más tarde. (Cada año en el espacio supondría 365 años en la Tierra).

Hawking, que sorprendió recientemente a propios y a extraños aconsejando no contactar con los extraterrestres por nuestra propia seguridad, ha declarado en numerosas ocasiones estar obsesionado con la idea de viajar en el tiempo, aunque es consciente de que dicho viaje solo puede darse hacia el futuro.

Se ve que con los años, Hawking ha apartado un poco la prudencia académica que le caracterizaba, comenzando a tratar en sus charlas temas más “excéntricos” como el del contacto alienígena y el viaje en el tiempo.

Fuente: News.com